UPP Pediatría

Category Archives: prevención_UPP

Estudios de úlceras por presión. ¿Incluimos a niños y neonatos?

En la gran mayoría de estudios epidemiológicos sobre úlceras por presión nosocomiales, los investigadores no han incluido ni a los neonatos ni a los niños ingresados, así como tampoco a las personas ingresadas en psiquiatría u obstetricia.

En la mayoría de ocasiones estar ingresados en estas unidades se considera como un criterio de exclusión del estudio. Los motivos de esta separación no suelen ser explicados y si lo son, normalmente, se debe a que se identifica a esta población como poco susceptible de padecer alguna UPP.

Este tipo de visión es precisamente contra la que este grupo científico se posiciona. Es decir, en la actualidad sabemos que la población pediátrica sí tiene riesgo y padece UPP cuando están ingresados, e incluso con una mayor prevalencia que en alguna unidad de adultos.

Por este motivo llama la atención un estudio -aceptado en Febrero del 2016 en la revista «International Journal of Nursing Studies»– publicado en una de las principales revistas de enfermería, que sí ha decidido incluir a la población pediátrica de todas las edades en los cortes de prevalencia mensuales.

El estudio se titula «Measuring hospital-acquired pressure injuries: a surveillance programme for monitoring performance improvement and estimating annual prevalence». Sus autores Andrew Jull, Elaine McCall, Matt Chappell y Sam Tobin realizaron el estudio de evolución histórica de prevalencias entre 2012 y 2015.

En este periodo de 3 años observaron 770 UPP en todas las edades, de las cuáles 115 (15%) se produjeron en la población pediátrica. A pesar de que la muestra en pediatría estuvo sobreestimada (como refieren en sus limitaciones), es una cifra lo suficientemente alarmante para pensar que la población pediátrica debería estar incluida de forma sistemática en todos los estudios de prevalencia de los hospitales. Como también demuestra la evolución de las cifras de prevalencia por edades. De este modo, casi 2 niños (entre 0 y 14 años) de cada 10 niños presentaron, al menos una UPP (de cualquier categoría). Cifra superior a las encontrada en la población entre 15 y 44 años, que solo presentaron 1 persona de cada 10 ingresadas. En el artículo se puede observar una gráfica donde se representa claramente esta tendencia: los extremos de edad son los que más UPP padecen (neonatos, niños pequeños y ancianos).

UPP categoría IV en zona parietal de neonato ingresado en UCIN.

UPP categoría IV en zona parietal de neonato ingresado en UCIN. Autor: Dr. Pablo García-Molina (Creative Commons3.0)

 

Por tanto, y a la luz de este estudio, podemos afirmar que es necesario que la población pediátrica sea incluida en los estudios epidemiológicos sobre UPP nosocomiales. Las Comisiones de UPP de los hospitales deberían reconocer este hecho e incluirlos en su estudio, así como incluir también a un profesional de pediatría (enfermera especialista en pediatría por ejemplo) dentro de su organigrama.

Solo a través de estos estudios epidemiológicos y la inclusión de profesionales sanitarios de pediatría dentro de las Comisiones o grupos de UPP hospitalarios se podrá atajar uno de los problemas invisibles que afectan a los niños ingresados, las UPP nosocomiales.

Dr. Pablo García-Molina

Autor del post/Editor UPPPEDIATRIA.org

Jose Antonio León Mangado

Revisor del post/Editor UPPPEDIATRIA.org

 

 

¿Quien tiene la culpa en la aparición de efectos adversos en pediatría?

Comenzar una entrada de esta forma es toda una declaración de intenciones. Está claro que quien tiene la culpa no es otro que el propio sistema. Pero ¿de qué estamos hablando? El 29 de abril tuvo lugar la última jornada del V Congreso Internacional de Enfermería de la Infancia. en la misma, el tema estrella era la«Seguridad del Paciente» en la población pediátrica. En las conferencias y ponencias, el Comité Organizador y científico se proveyeron de suficientes ponentes expertos en sus diferentes especialidades.

Segundas_victimasEn la primera conferencia, la doctora Pérez habló sobre un proyecto de investigación dirigido a las segundas víctimas y terceras víctimas. Hablaremos en especial de las segundas víctimas. Se denomina así al profesional que se ve involucrado en un evento adverso (EA) inevitable y que queda traumatizado por esa experiencia. Este nuevo área de trabajo pretende, no solo desmitificar la culpa personal de un EA, si no que, además advierte que el profesional involucrado debe ser tratado como una víctima más. Por tanto, como nos recordó la dra. Pérez, no se trata de buscar culpables (ya nos culpamos nosotros suficiente) si no que se trata de ayudar a todas las víctimas (niño, profesional e institución) para reducir y evitar la aparición de nuevos EA. En la misma herramienta web del proyecto de investigación (donde hay que registrarse para utilizarla) también podemos encontrar vídeos demostrativos sobre cómo deben ser comunicadas la aparición de EA a los familiares o a la propia víctima, intentando enseñar qué actitudes no se deberían realizar.

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UPP categoría II en cuello. Foto: Pablo García-Molina CC

 

Esta herramienta es más fundamental cuando leemos la valoración realizada de una encuesta sobre la formación y recursos derivados a prevenir o atender a las segundas víctimas. Desde upppediatria.org recomendamos la lectura de su página web para darnos cuenta de la magnitud del problema. Solo dejaremos el dato de que más del 50% de los profesionales sanitarios se han visto involucrados en la aparición de un EA con consecuencias muy graves para la población atendida. Este dato y la metodología utilizada en la encuesta sugieren que todavía puede ser mayor el número de profesionales que hayan sido segundas víctimas.

Entre otros temas, también se trataron las relaciones laborales entre las diferentes disciplinas sanitarias. De la importancia del equipo, su concepto, clasificación e integración de los usuarios finales en el mismo. En nuestro caso hablaríamos del niño/ niña y su familia. Para alcanzar el objetivo de “Seguridad Total” como un Derecho del Niño Hospitalizado no basta con realizar intervenciones aisladas sobre algún EA, es necesario un cambio estructural de las políticas de salud de cada Servicio de Pediatría. Esto solo se puede conseguir a través del cambio de relaciones entre profesionales pasando de una relación de base jerárquica a una relación de base transdisciplinar. Es decir, donde enfermeras pediátricas, pediatras, auxiliares, celadores, farmacéuticos, fisioterapeutas, trabajadores sociales, psicólogas puedan consensuar la mejor estrategia de prevención de EA y promoción de la formación de cada agente de salud, incluyendo en su equipo al propio núcleo familiar (teniendo en cuenta su voluntad, capacidad de decisión y opinión).

Hasta ahora el método tradicional-jerárquico no realiza una prevención proactiva y consensuada entre los agentes implicados. Existe una figura que manda y otra que realiza la acción mandada sobre un “paciente”. Este método no ha sido sujeto a estudios sobre su efectividad. No ha demostrado su poca efectividad pero tan solo preguntémonos cómo se realiza la prevención de EA en nuestras unidades de pediatría y quién lidera la mejora de la Seguridad del “paciente”.

Las actuaciones sanitarias proactivas ya han demostrado su efectividad y son las basadas en la actuación de un equipo transdisciplinar donde no cabe el concepto «paciente», cabe el niño (familia) activo con derechos y obligaciones delante de su salud. Un ejemplo sería la introducción de los padres o cuidadores dentro de las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos o Neonatales (Puertas Abiertas). Gracias a este tipo de acciones, el núcleo familiar se transforma en un agente de salud que toma parte y entiende los riesgos de cada intervención.

por tanto y como respuesta a la pregunta lanzada como título de esta entrada, solo podemos seguir dando una respuesta. Si hay que culpar a alguien, ese alguien somos todos y por tanto la única forma de reducir la aparición de EA supone olvidarnos de las culpas y encontrar las mejores soluciones en trabajando de forma transdisciplinar.

Dr. Pablo García Molina

Editor upppediatria.org

Servicio de urgencias pediátricas y úlceras por presión. ¿Estamos locos?

El pasado 15 y 16 de abril del 2016 en Valencia se celebró la 21º Reunión de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas. En este magno evento se trataron múltiples problemáticas relacionadas con los niños y las patologías más comunes (y no tan comunes) que se dan en el servicio de urgencias.

Pero fue el 16 de abril, donde en  la «Mesa enfermería: Avances tecnológicos en los cuidados» se pudieron escuchar a los ponentes hablar sobre diferentes problemáticas que se encuentran en los servicios de urgencias y que por el momento parece que nos queda mucho por hacer.

Pero la entrada en esta Web está relacionada con las Úlceras por Presión en pediatría en el Servicio de Urgencias Pediátricas y como se abordó en la ponencia que pudieron escuchar las profesionales sanitarias que allí estuvieron presentes.

Juntar en la misma frase úlceras por presión (UPP), urgencias y pediatría para muchos puede resultar algo extraño.

Tradicionalmente relacionamos las UPP con personas adultas o ancianas, encamadas y de larga estancia. Sin embargo, sabemos que los niños pueden padecer UPP y que un gran porcentaje de ellas van a ser producidas por dispositivos diagnósticos o terapéuticos.

Pero, ¿en el servicio de urgencias pediátricas hay UPP? 

En esta ocasión centramos nuestra atención en un dispositivo muy aplicado en los servicios de urgencias y ponemos sobre la mesa la prevención de las UPP relacionadas con inmovilizaciones, en concreto con escayolas.

Se estima que 15 de cada 100 niños que escayolamos van a sufrir una UPP (Illgen et al., 1998; Lubichy et al., 2003). Los yesos sintéticos son los que más presión van a generar sobre los tejidos (Marson & Keenan 1993, Mohler et al. 1996, Davids et al. 1997). Y que la mayoría de las lesiones se van a producir en los primeros días de llevar una inmovilización (Forni C, 2009).

UPP categoría III en talón producida por escayola. Imagen Pablo García-Molina, CC

UPP categoría III en talón producida por escayola colocada en servicio de urgencias. Imagen Pablo García-Molina, CC

¿Cómo valorar el riesgo de UPP por escayola?

Para determinar qué riesgo tiene nuestro pequeño paciente de generar una UPP podemos utilizar escalas de riesgo validadas para este fin (Braden Q, NSRAS, Glamorgan). Si añadimos a colocar una escayola factores como estar en tratamiento neoplásico, presentar lesiones en la piel antes de colocar la inmovilización o presentar algún problema (picor, irritación, dolor) tras la aplicación de la escayola, podemos afirmar que el niño o niña se encuentra en un riesgo estadísticamente significativo de presentar una UPP. (Forni C, 2009).

Y entonces, ¿Cómo podemos prevenirlas?

Si revisamos la bibliografía científica, podemos encontrar intervenciones encaminadas a reducir la incidencia de UPP relacionadas con las escayolas. Aplicar apósitos de espuma de poliuretano en las zonas de riesgo antes de colocar una escayola demostró ser una intervención que redujo significativamente la aparición de este tipo de lesiones (Forni C, 2010). Para pacientes que van a permanecer encamados tras la aplicación de la escayola, puede resultar interesante aplicar una férula rígida externa que deje al aire el talón para reducir la presión de apoyo (Raymond Y, 2013).

Y a nivel estratégico institucional, ¿podemos hacer algo?

También se pueden llevar a cabo intervenciones estratégicas a nivel institucional que reduzcan la aparición de UPP. Facilitar al niño/familia un dosier informativo que contenga los cuidados de la escayola, así como los signos y síntomas que deben hacer que el portador de la misma contacte con el equipo de salud para su revisión. Esta simple intervención puede facilitar la detección de lesiones en categorías iniciales (Tovey P, 2014). Identificar de forma llamativa (como una cinta adhesiva roja) las inmovilizaciones de aquellas personas en alto riesgo de generar UPP, facilita a los diferentes equipos de salud encargados de su atención, extremar las medidas preventivas en el paciente (El personal de Warrington Halton y hospitales NHS Foundation Trust, 2015)

Estamos seguros que muchos de los que estáis leyendo esta entrada se os ocurren o realizáis intervenciones que pueden ser muy interesantes a la hora de prevenir las UPP relacionadas con las escayolas. Animaros a investigar, a publicar y a compartir con el resto de la comunidad científica y profesional vuestras experiencias. Seguro que entre todos podemos lograr un 0% UPP.

Evelin Balaguer-López

Editora upppediatria.org

¿Braden Q o Glamorgan? ¿Qué escala prefieres?

¿La mejor escala de valoración de riesgo de UPP (EVRUPP) existe para pediatría? Si fuera por cuestión de gustos, seguramente sería aquella que fuera fácil de usar por expertas e inexpertas, que llevara poco tiempo aplicarla, que hubiera demostrado que sirve para lo que fue hecha y que estuviera validada en mi país. Además debería presentar unos valores clinicométricos potentes que me aseguraran que voy a detectar a aquellos niños/as con mayor riesgo de UPP.

En un reciente estudio de Willock -autora de la escala Glamorgan- que todavía se encuentra «en prensa» -aunque ha sido aceptado-, en la revista Journal Tissue Viability, ha comparado en una misma población dos EVRUPP para pediatría y neonatología. Por supuesto, son las dos más conocidas la Braden Q y la suya propia.

Autor: Dr. Pablo García-Molina

Autor: Dr. Pablo García-Molina

 

El estudio se denomina «A comparison of the performance of the Braden Q and the Glamorgan paediatric pressure ulcer risk assessment scales in general and intensive care paediatric and neonatal units». En él, ella y su equipo hacen una defensa del uso de las EVRUPP para identificar los niños hospitalizados en riesgo, pero sobretodo para realizar estrategias de intervención preventiva y poder comparar los resultados en salud entre diferentes estudios y hospitales.

El estudio se realizó utilizando la información de 513 niños en dos hospitales, uno jordano y otro australiano. Las principales conclusiones que las autoras defienden son:

  1. Si lo que nos interesa es elegir una escala por la evaluación de su capacidad predictiva, entonces nos daría lo mismo escoger la Braden Q o la suya.
  2. La escala Glamorgan es más fácil de usar que la escala Braden Q, ya que es preferida por los niños (esta sección es una opinión propia, pues en el estudio no se valoró de forma rigurosa).
  3. Ambas escalas son igual de útiles en UCIN y UCIP, pero laBraden Q ha demostrado mejores resultados en las unidades de hospitalización.

Más allá de la escala que más nos guste, podemos identificar que el estudio realizado muestra limitaciones importantes. Partiendo de la base que ambos hospitales se encuentran en países con formas de trabajar muy diferentes.

Es necesario realizar estudios más controlados para poder lanzar recomendaciones de prioridad sobre el uso de una u otra escala. Los estudios comparativos y multicéntricos deberían realizarse, al menos, entre países con contextos sanitarios similares.

Por tanto, y a la luz de los datos ofrecidos poco se puede decir respecto al uso de las escalas. Las autoras tan solo nos dicen que debemos utilizar las EVRUPP -y en eso estoy totalmente de acuerdo- y que dentro de las disponibles en pediatría y neonatalogía, deberían utilizarse la Glamorgan, Braden Q o la NSRAS. Y las preferencias de las autoras, en este orden por supuesto… No hay nada mejor que publicar sobre la escala que tú misma has creado. Lectura crítica pero positiva del estudio.

2ª Edición Curso Úlceras por presión en Pediatría (GNEAUPP)

Cada vez queda menos para que dé comienzo el curso de cuidado del niño/a en riesgo de UPP o que ya las padecen. Este año 2016, entre el 16 de mayo y el 24 de junio, la Escuela de Formación e Investigación en Heridas nos UPP provocada por catéter venoso periférico. Autor: P García.vuelve a ofrecer la segunda edición de este curso.

Los objetivos generales del curso serán:

  1. Reconocer las diferencias y similitudes entre características de los niños y adultos, en relación a la valoración del riesgo, prevención y actuación de las UPP.
  2. Identificar las principales medidas preventivas a aplicar en población pediátrica y neonatal para evitar la aparición de una UPP o reducir la gravedad de aquellas que sean «inevitables».
  3. Definir las medidas de cuidados a aplicar una vez desarrollada una UPP en un niño o neonato.

En el siguiente enlace podrás descargarte más información sobre el curso: la guía del curso, la inscripción, fechas de realización,…

¿Quieres disfrutar de este viaje juntos? Ningún niño/a con UPP. No lo podemos permitir.

 

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