UPP Pediatría

Category Archives: quemaduras

¿Es seguro usar apósitos de miel para curar heridas en neonatos? Información para navegantes.

Empezamos el año 2017 con un poco de retraso, pero con las pilas cargadas. Seguimos trabajando para poder informar sobre los acontecimientos más relevantes sobre el cuidado de los niños/as en riesgo de padecer heridas o que ya las padecen.

Como no podía ser de otra forma, empezamos hablando de uno de los temas más candentes…

¿Usamos los apósitos de miel en la población más vulnerable?

No haremos un recorrido por la historia y usos de la miel en las heridas, pues sabemos que nuestros lectores ya llevan tiempo leyendo sobre este tema. Cada uno de nosotros utilizamos los productos sanitarios de miel según el alcance que podamos tener a los mismos. En general, los productos de miel son soluciones saturadas de azúcar derivada del néctar y modificado por las abejas. La miel tiene características que le proveen la habilidad de desbridar de forma efectiva heridas con carga desvitalizada. Pero es sobretodo la miel de Maluka la utilizada para fabricar dichos productos sanitarios. Esta miel -Leptospermum honey (ALH)- procede del polen y néctar del árbol del Leptospermum, árbol nativo de las Islas Rim del Pacífico así como de Nueva Zelanda y Australia. Esta miel contiene de forma única el methylglyoxal y dependiendo de su concentración podemos graduar su actividad sobre las heridas.

La miel comestible que se vende en supermercados no cumple los requisitos para ser usada en heridas. Solo la miel de Maluka ha demostrado su eficacia.

Nuestro interés sobre este tema es debido a la publicación de un caso clínico relacionado con el uso de estos productos con miel en la población neonatal.  El estudio «Flaccid paralysis in an infant associated with a dirty wound and application of honey» publicado en diciembre del 2016 en Open Access por Charlotte Jane Joseph, Teik Beng Khoo y Keng Yee Lee en la revista BMJ Case Rep, nos informa sobre un efecto adverso relacionado con el uso del producto con miel.

La miel del árbol de Maluka. Autor Imagen: Pablo Garcia-Molina.

La miel del árbol de Leptospernum (Maluka). Autor Imagen: Pablo Garcia-Molina.


Seguro que todos hemos oído hablar sobre el riesgo de botulismo relacionado con la miel. El primer caso en pediatría se reportó en California (Estados Unidos de América) en 1976. El botulismo infantil ocurre cuando las esporas de Clostridium botulinum se convierten en en neurotoxinas botulínicas dentro del torrente sanguíneo. Para ello los productos de miel deben tener presentes esas esporas. Y este es un factor esencial para poder entender el caso clínico -que a continuación explicaremos-, según la opinión del autor de este post.

En la población neonatal debemos vigilar de forma exhaustiva la aplicación de nuevos productos. Dr. García-Molina.

El neonato en cuestión tenía 36 semanas de EG con u peso al alta de 2,52 Kg. A los pocos días de ingreso (sospecha de sepsis) se da de alta y al 10º día de vida volvió a ingresar por fiebre y una úlcera en la zona del ombligo (en el artículo podéis ver la fotografía). Se le trató inicialmente con penicilina y cloxacilina de forma intravenosa. De forma tópica se decidió el uso de un apósito de miel. A los 30 días de vida la herida empeoró y fue necesario realizar desbridamiento quirúrgico por desarrollar una fascitis necrotizante.   Tras la operación se mantuvo intubado por mantener una hipotonía general y no tener reflejos. El equipo de salud diagnóstico el botulismo infantil basándose en las pruebas clínicas y su evolución, más allá de los cultivos de sangre negativos realizados. Una vez tratada la causa, el neonato mejoró en una semana (se extubó).

En este caso los autores dejan claras las sospechas sobre la seguridad de este tipo de apósitos en su contexto sanitario (Malasia). Es difícil pensar que el apósito utilizado estuviera contaminado desde el principio, es más plausible pensar que una vez abierto el apósito pudo contaminarse y luego infectar al neonato. A pesar de esta sospecha, los autores sí refieren que el botulismo no es una enfermedad habitual en su país, y por tanto podemos pensar que los autores dan a entender que el origen es la manipulación del propio apósito por parte de los profesionales sanitarios.

Niña en la granja. Autor: Pablo García-Molina

Niña en la granja. Autor: Pablo García-Molina


Más allá de dar la voz de alarma respecto a la seguridad clínica de estos apósitos, desde el grupo científico upppediatria.org queremos informar sobre la existencia de otros estudios que sí hablan sobre la seguridad de estos productos en pediatría. Así por ejemplo, el artículo «Safety and efficacy of active Leptospermum honey in neonatal and paediatric wound debridement» de la autora R. Amaya, publicado en el Journal of Wound Care en 2015, nos informa sobre un estudio retrospectivo multicéntrico realizado sobre 36 neonatos y 79 niños/as. Los individuos con heridas recibieron el tratamiento con un apósito de miel específico. No reportaron ningún efecto adverso y sí pudieron afirmar que más del 80% de los neonatos y niños cerraron completamente las heridas. La autora pudo afirmar que el uso de este apósito es seguro y efectivo en la curación de heridas en pediatría.

The results of this study support ALH as a safe and effective treatment option in this group of patients. R. Amaya

Ahora bien, más allá de las limitaciones metodológicas (estudios retrospectivos y casos clínicos aislados) de los estudios presentados y sus divergentes resultados, sí debemos hablar sobre el especial cuidado que tenemos que prestar a los niños con heridas a los cuales se les aplican nuevos tratamientos. No solo aquellos impregnados con algún tipo de antiséptico, si no también a aquellos que tienen cualquier otra sustancia a la cual el niño o neonato sea sensible. Por tanto, la recomendación para evitar estos efectos indeseables es que cada vez que iniciemos una cura con un tipo de apósito nuevo para la piel del niño o neonato, se debe revisar las primeras 24 horas.

Dr. Pablo García-Molina
Editor upppediatria.org
Jose Antonio León
Editor upppediatria.org

4º Encuentro Mundial de la Sociedad Internacional del Cuidado de Heridas en Pediatría

Este año la «World Union of Wound Healing Societies (WUWHS)» celebrada en Florencia (Italia) durante 25 y 29 de Septiembre, ha incluido el 4º encuentro Mundial de la Sociedad Internacional del Cuidado de Heridas en Pediatría.

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Este año el evento se producirá el domingo día 25 de Septiembre del 2016 desde las 9:45 horas hasta las 16:30 horas en el Pavellón Spadolini (Hall Leonardo). Los temas sobre los que se hablarán serán los siguientes:

-Paneles de discusión de expertos sobre temas en heridas pediátricas.

Prevención de las heridas en pediatría.

-Cuidados de los niños con estomas complicados.

Investigación en cuidado de las heridas en pediatría.

-Actualización de la aplicación de la terapia de presión negativa en heridas en pediatría.

-Cuidados en el trasplante de cara.

Úlceras por Presión relacionadas con los dispositivos clínicos.

A pesar de los esfuerzos realizados por la Comunidad Científica Mundial, cada año se va reduciendo la importancia y por tanto el tiempo dedicado a los niños y niñas con heridas. Es necesario que aquellos profesionales que vayan al Congreso Mundial se pasen por este evento científico para aprender y poder divulgar en su medio. Estoy convencido que esto va a pasar, por lo que espero que los lectores habituales de nuestras entradas y nuestros documentos puedan acudir e informarnos de las principales mejoras y conocimientos que se han tratado en este evento científico.

Pablo García-Molina

Editor upppediatria.org

¿Puede la hipnosis controlar el dolor en niños durante curas de heridas por quemaduras?

En este post os vamos ha hablar de un proyecto de investigación, ya iniciado, que puede suponer un punto de inflexión a la hora de entender la aplicación de una «terapia complementaria» en la reducción del dolor y la ansiedad de los niños ante un procedimiento tan doloroso como es la cura de una quemadura.

Aunque son malos momentos para las terapias llamadas «alternativas«, ya que en este  saco se han introducido todo tipo de terapias, nos gustaría romper una lanza hacía aquellas que podríamos denominar «complementarias«.

La misma pregunta que nos hacemos en esta entrada, se la han hecho un grupo de investigación formado por Stephen J. Chester, Kellie Stockton, Alexandra De Young, Belinda Kipping, Zephanie Tyack, Bronwyn Griffin, Ralph L. Chester y Roy M. Kimble. Este grupo ha publicado su proyecto de investigación con el título de «Effectiveness of medical hypnosis for pain reduction and faster wound healing in pediatric acute burn injury: study protocol for a randomized controlled trial».

Hipnosis_médica. Fuente: Autor Dr. Pablo García-Molina (CC)

Hipnosis_médica. Fuente: Autor Dr. Pablo García-Molina (CC)

Muchos profesionales sanitarios pensarán que en si se han vuelto locos estos investigadores, si realmente su intención es aplicar este tipo de procedimientos hipnóticos de manera rutinaria. Pero realmente la aplicación del método científico en este estudio va por delante. El artículo se encuentra en formato libre y puede ser replicado sin ningún problema. Un proyecto que ha sido financiado por  Queensland Children’s Medical Research Institute Program Grant y la Universidad de Queensland International Scholarship.

Esta investigación estudiará si el dolor, la ansiedad y el estrés asociado a la cura de las quemaduras en niños puede ser realmente aliviado usando la hipnosis.

Para ello han desarrollado un ensayo clínico aleatorio en un solo centro, con grupos paralelos. La muestra estará compuesta por niños entre 4 a 16 años con heridas por quemadura. Se evaluará este procedimiento desde la primera cura y cambio de apósito que se realice, siendo aleatoria su inclusión en el grupo intervención (hipnosis médica) o en el grupo control (cuidados estándar). Se necesitarán un mínimo de 33 participantes en cada uno de los grupos. Se realizarán medidas repetidas de dolor, ansiedad y estrés, así como la curación de las heridas hasta, por lo menos el 95% de su curación. También se evaluará la velocidad de curación, el estrés postraumático y la percepción de los padres respecto a la facilidad sentida con el cambio de apósito de sus hijos.

En definitiva, este proyecto de investigación puede ser un punto de inflexión a la hora de entender el uso de una «terapia complementaria» en la reducción del dolor y la ansiedad de los niños ante un procedimiento tan doloroso como es la cura de una quemadura.

Si en entradas anteriores os hablamos de que un juego de videoconsola o la realidad virtual aplicada en los niños puede reducir la ansiedad asociada, ¿por qué no lo iba a hacer la hipnosis médica?

En los niños, la técnica de hipnoterapia clínica que incluye hipnoanalgesia y hypnoanesthesia (analgesia inducida hipnóticamente y anestesia, respectivamente) ha aliviado el dolor agudo asociado con una serie de procedimientos médicos dolorosos, tal y como refieren los autores a través de una revisión de la literatura del 2008.

La hipnosis ayuda a los pacientes a focalizar su atención en la reducción del dolor y la ansiedad y permite a los pacientes aceptar mejor las sugerencias de los profesionales clínicos sobre sus sensaciones, comportamientos y pensamientos -tal y como refieren los autores del proyecto-. Además los autores refieren que la hipnosis médica también puede facilitar que los niños tengan una mayor voluntad, autodominio y participación activa frente a su enfermedad.

Por tanto, y a la luz del buen diseño que se ha realizado del proyecto, esperamos con curiosidad los resultados de este estudio. La aplicación de esta terapia puede ser una prometedora herramienta, además de coste-efectiva, para reducir los problemas asociados a los cuidados de los niños y niñas con heridas de todo tipo de etiología.

Dr. Pablo García-Molina

Autor del post/Editor UPPPEDIATRIA.org

Jose Antonio León Mangado

Revisor del post/Editor UPPPEDIATRIA.org

Manejo de heridas por extravasación de nutrición parenteral en neonatos

Resulta cuando menos curioso que, incluso con el aumento de publicaciones en  la literatura científica, todavía encontramos «nuevas formas» de manejo de las extravasaciones en neonatología, sin suficiente base de evidencia.

En las redes sociales, por ejemplo,  podemos observar que se comparten diferentes casos clínicos y tipos de cura de las heridas en pediatría, pero cuando hablamos de lesiones iatrogénicas en neonatos la frecuencia de aparición disminuye drásticamente.

¿Por qué sucede esto?

Posiblemente porque no tengamos todavía la forma más idónea de curar, o al menos una que sea objetivamente efectiva. Ente las causas, encontramos el dilema bioético de sobreponer la protección de los derechos del menor por encima del interés de lo que se investigue.

Debido a ello los, «cada maestrillo tiene su librillo», «el a mi me funciona» o «lo de fuera y en inglés parece mejor» se imponen a los estudios científicos rigurosos, de calado, de consenso y cuyos resultados podemos aplicar a la práctica diaria con fiabilidad.

Catéter venoso en pie de neonato hospitalizado. Autor Pablo Carcía-Molina  -CC-

Catéter venoso en pie de neonato hospitalizado. Autor Pablo Carcía-Molina -CC-

Por tanto, en el peor de los casos, la cura se adapta a la forma de proceder que se usa con la población adulta, sin tener pruebas previas de efectividad en neonatos.

En relación a este efecto adverso hospitalario recientemente se ha publicado un estudio, que ya ha sido compartido a través de las redes sociales (Gracias Mariana y Diego), y que en esta entrada pretendemos describir, desmenuzando los puntos más importantes.

Pero en primer lugar comenzaremos, por un estudio de investigación publicado en la revista WOUNDS en este mismo año 2016.

El análisis del mismo nos servirá para confrortarlo con publicaciones anteriores en este mismo blog y el estudio citado de Miguel García Fernández y Natalia Marin Huarte

Para ello debemos nombrar primero a los autores Kun-Yong Sung y Sang-Yeul Lee, ambos médicos  (y el segundo doctor) en el Hospital Nacional Universitario Kangwon en Corea el Sur y para realizar el mismo partieron de una ayuda de financiación del propio hospital.

El objetivo del estudio era observar y describir el efecto de una nueva forma de manejar los casos de neonatos que han sufrido una extravasación por nutrición parenteral.

Para ello durante 4 años recogieron información de 12 casos clínicos. Pueden imaginarse que el estudio no tuvo suficiente potencia estadística como para poder decir que es el método de elección definitivo. Sin embargo, sí informaron de buenos resultados con la aplicación de una terapia «nueva». Y decimos nueva entre comillas porque el uso de esta palabra no parece la más afortunada.

Como mucho podríamos decir, que se trata de una nueva técnica adaptada de las anteriores.  Por tanto, a pesar de la buena intención de los autores en su estudio y su conclusión de que esa «nueva técnica» puede evitas una cirugía, ya que dicen que es lo más habitual en su país, hemos de analizar con cautela los resultados que nos presentan.

Hace unos meses publicamos una entrada donde hablábamos sobre algunas de las técnicas en el manejo de las extravasaciones en neonatos. Tras leerla observaréis ciertas similitudes entre esta «nueva técnica coreana» y algunas de las reflejadas en el post.

Una vez aclarados estos aspectos, sin ánimo de alargar en demasía esta entrada, describiremos qué proponen los autores para que el lector/a pueda valorar su idoneidad. El método consta de tres fases claras:

  1. Extracción de líquido extravasado.

    • Valoración antes de las 24 horas.
    • Punción repetida de la zona edematizada con una hoja bisturí del número 11.
    • Desbridamiento del tejido necrótico delimitado con hoja de bisturí del nº 15.
  2. Colocación de apósito hidrocoloide.

    • Colocación de apósito hidrocoloide  extrafino en la herida.
    • Cambio de primer apósito las 6 primeras horas.
    • Siguientes cambios cada vez que se sature el apósito hasta cierre de la herida.
  3. Manejo de la cicatriz

    • Aplicación de un gel -para las cicatrices- en zona durante 3 meses para remodelación final.

Los autores describieron que con esta técnica algunos neonatos tardaron hasta 47 días en cicatrizar la herida producida por la extravasación. Siendo 8 días el que menos tardó (diferencia de gravedad).

Los autores sí reportaron una mejoría cualitativa en la funcionalidad de la extremidad (todas se produjeron en brazos y pies). Sin embargo, no aportan pruebas objetivas que nos permitan aseverar que lo que dicen sea cierto. Por ejemplo, ellos suponen que ante una zona con heridas producidas por los pinchazos, el hidrocoloide se muestra como una buena opción, suponemos que por ser transparente, pero obvian otras opciones que podrían ser mejores por la capacidad de absorción del exudado inicial que se le supone a la herida

Como ejemplos, hablamos de apósitos de espuma de poliuretano o de fibras de hidrocoloide. Esto permitiría no tener que revisar a las 6 horas el apósito si éste esta saturado, algo que puede ser lo más habitual si existía edema en la zona extravasada. Gracias a ellos alargaremos los periodos de cambio de apósito (menos molestias para el neonato).

Tampoco habla de proteger la piel perilesional con algún tipo de producto barrera. El apósito hidrocoloide, ante elevado exudado, puede producir una maceración de la piel perilesional. Por este, motivo podría ser conveniente colocar algún spray de poliacrilato que estuviera homologado para recién nacidos.

Más allá de las críticas a las conclusiones del artículo, decir que nos parece  un excelente ejemplo de cómo debemos seguir innovando para poder ofertar los mejores cuidados a los recién nacidos. Por lo que animo a que estudios de este tipo, con ese atrevimiento-, se sigan desarrollando y publicando.

El único modo de progresar es visibilizar e investigar.

En la misma línea, queremos hablaros de una presentación, en formato Prezi, que nos parece una excelente forma de sintetizar las principales formas de manejar las extravasaciones de medicación y nutrición parenteral en el neonato, desde un punto de vista enfermero.

Un documento que nace de un protocolo interdisciplinar diseñado en el Hospital Universitario de La Paz (Madrid) sobre el manejo del neonato con una extravasación. Excelente documento de Miguel García Fernández y Natalia Marin Huarte que no podéis perderos.

ProtocoloPreziExtrava

Para terminar solo animaros a que comentéis esta entrada. La misma solo pretende exponer una serie de documentos que podrían ser de utilidad para el profesional dedicado al cuidado de las heridas en pediatría, pero específicamente en neonatología.

La pregunta es: ¿Si hubieras sabido esto, hubieras podido mejorar el cuidado de los neonatos con este tipo de heridas?

Pablo García-Molina

Autor/Editor UPPPEDIATRA.org

Jose Antonio León Mangado

Revisor del post/Editor UPPPEDIATRIA.org

Extravasaciones de líquidos intravenosos en neonatología

Desde ya hace algunos años, una de las preguntas más repetidas entre las profesionales sanitarias es cómo realizar los cuidados de un neonato que ha sufrido una extravasación endovenosa de los líquidos de infusión. Más allá del edema que el suero fisiológico o la glucosa al 10% pueden desarrollar, otras sustancias pueden provocar verdaderas catástrofes a nivel cutáneo y subcutáneo (incluso con afectación de fascias musculares o tendones).  Por este motivo la vigilancia de los profesionales sanitarios es extrema cuando se infunden de forma intravenosa estas sustancias endovenosas (nutrición parenteral o gluconato cálcico). Ahora bien, ¿y si ocurre alguna vez? ¿cómo debemos responder? 

Catéter venoso en pie de neonato hospitalizado. Autor Pablo Carcía-Molina  -CC-

Catéter venoso en pie de neonato hospitalizado. Autor Pablo Carcía-Molina -CC-

 

Las siguientes recomendaciones que compartimos se exponen con la intención de mostrar las principales formas de actuación. Para las extravasaciones de NPT o gluconato cálcico u otro tóxico se pueden adoptar métodos de intervención, pero antes se deben realizar una serie de procedimientos (Pastor 2009) que se describen a continuación

  1. Detener la infusión de la sustancia endovenosa.
  2. Aspirar el medicamento tanto como sea posible, si se ha producido ampolla o del mismo edema.
  3. Retirar el catéter si no puede administrarse ningún antídoto.
  4. Aplicar frío local para causar vasoconstricción, localizando la extravasación (con 10 minutos tras la retirada del catéter sería suficiente). En neonatos prematuros con riesgo de hipotermia no sería aconsejable.

A continuación se debe valorar la lesión. Para este objetivo recomendamos usar la clasificación según los estadios de Millán (los estadios I y II, el III y IV). Una vez valorada la lesión podemos dirigir las recomendaciones según la clasificación. Para los estadios I y II se puede utilizar los métodos que a continuación describiremos, pero los estadios III y IV requieren de una valoración por el Servicio de Cirugía.

Los 3 métodos siguientes son los recomendados por el autor de este post según estadio:

A. Conservador (para estadio I): valoración de la misma zona extravasada e ir observando cómo evoluciona. Las lesiones por sustancias ácidas delimitan su extensión y al retirar el agente causal no van a extenderse en superficie ni en profundidad. Si es grande la extensión de la extravasación, este método no sería el más adecuado por el riesgo de inestabilidad sistémica. Sin embargo, para pequeñas extravasaciones detectadas en fases primigenias sí sería una opción acompañada de la cura con apósitos (opción C) o aplicación de frío local (3 o 4 veces al día).

B.  Protocolo de Gault (para estadio II): En las primeras 24 horas tras la detección de la extravasación (Gault 1993, Andrés 2006).

1. Irrigación de soluciones salinas (SF 0,9%): (Harris 2001) para la dilución de la sustancia infiltrada en la piel y posterior aspiración antes de una hora. En este método se habla de instilación en el tejido subcutáneo con posterior aspiración de su contenido (para ello si no hemos retirado el catéter extravasado podemos retirarlo un poco e infundir el SF para diluir). Con 25 mL -hasta 100 mL- según la extensión sería suficiente en neonatos. Si hemos retirado el catéter, debemos puncionar un catéter (24 G) que llegue a la zona donde se encuentra la extravasación e infundir el SF, a una velocidad no superior a 2 mL/min. Tras dejarlo 45 minutos, entonces se llevaría a cabo la aspiración del tóxico diluido junto con el SF instilado. Esta intervención, para que sea más efectiva se ha de hacer como máximo durante la primera hora tras el episodio. Otros autores recomiendan hacer 4 pequeñas incisiones alrededor de la zona necrosada o isquémica (estadio IV Millan) y posteriormente a través de uno de ellos irrigar la zona para que el líquido salga a través del resto de orificios.

2. Irrigación de hialuronidasa: Este método se puede usar con la hialuronidasa (enzima proteolítica) instilada en la zona de lesión de la misma forma que la anterior opción (Kuensting 2010). El volumen de la clisis no debe ser mayor de 25 ml/kg de peso y la velocidad de la administración no debe ser mayor de 2 mL/min. Si fuera un neonato de 4 Kg serían 1,5 UI de hialuronidasa en 100 mL de SF. Tras dejar pasar 30 minutos, aspiraríamos la cantidad introducida. Este método se ha realizado también usando posteriormente la irrigación con SF. De esta forma puedes diluir los restos que se hayan podido quedar tras la administración de hialuronidasa (Martin 1994, Harris 2001, Siu 2007). Esta intervención, para que sea más efectiva se ha de hacer como máximo durante la primera hora tras el episodio. Para reducir el dolor durante la instilación del preparado con hialuronidasa, se podría aplicar lidocaína tópica (tipo EMLA) de forma previa. La instilación de hialurinadasa podría hacerse como método de desbridamiento enzimático efectivo.

C. Tratamiento con apósitos/gasa estéril (estadios I y II).

a. La mupirocina o el ácido fusídico tópico sobre la lesión y tapado con gasa estéril (puede colocarse encima de una malla de silicona o poliacrilato). Cambio de apósito cada 24 horas. El uso de antibióticos tópicos es una elección profiláctica (para evitar la posible infección) sin base clínica suficiente si no existen otros signos (herida abierta sucia). Si existe riesgo evidente, la mejor forma de protección será usar un antiséptico efectivo (clorhexidina) y la administración de un tratamiento antibiótico intravenoso. Además de las posibles resistencias que posteriormente se pueden generar, tampoco podemos controlar la absorción sistémica en la piel del neonato (por ejemplo prematuro). Este método no tiene un efecto inmediato, y la sustancia extravasada sigue haciendo su efecto a nivel subcutáneo.

Apósito de espuma de poliuretano con base de silicona de baja adhesividad. Autor: Pablo García-Molina -CC-

b. Aplicación de un apósito de poliuretano con base de silicona o apósito hidrocoloide extrafino. En las lesiones estadio I serían una opción a valorar siempre que permitan la retirada atraumática o sean transparentes para poder valorar la progresión de la lesión. Esta opción se usaría en casos donde no sabemos cuánto tiempo estuvo extravasada la zona por ejemplo y ya no podamos instaurar el protocolo de Gault por ejemplo.

La idea detrás de estas pruebas era que pudieran diagnosticar e incluso tratar la autoinmunidad.
Desafortunadamente, algunas de leer aquí estas pruebas presentaba deficiencias graves, como el uso de pequeñas cantidades de sangre o muy pocos anticuerpos.

c. Aplicación de hidrogel amorfo más un apósito con capacidad de absorción del exudado. Los cambios de apósitos se realizarían entre 24 y 48 horas, siempre en vigilancia intensiva. Este método puede ser usado en lesiones con solución de continuidad y sin signos de infección que hayan sido un estadio II, III y IV. Es una cura conservadora suficiente para la cicatrización de la herida mediante el desbridamiento autolítico del tejido necrótico o desvitalizado. Además facilita un ambiente térmico y húmedo adecuado para la cicatrización.  Para evitar la maceración de los bordes de la lesión también debemos aplicar productos barreras (productos con óxido de zinc o sprays de poliacrilato).

NOTA: Para más información me parece interesante que sigáis el siguiente link «Libro Atlas de Procedimientos de Neonatología».

Bibliografía:

Andrés, A. M., Burgos, L., Gutiérrez, J. L., Encinas, J. L., Díaz, M., Rivas, S., & Ros, Z. (2006). Protocolo de tratamiento de heridas por extravasación. Cir Pediatr, 19, 136-139.

Gault DT. Extravasation injuries. Br J Plast Surg 1993;46(2):91-6.

Harris PA, Bradley S, Moss ALH. Limiting the damage of iatrogenic extravasation injury in neonates. Plastic and Reconstructive Surgery 2001;107(3):893–94.

Kuensting LL. Treatment of Intravenous infiltrations in a Neonate. Journal of Pediatric Health Care 2010;24(3): 184–8.

Martin PH, Carver N, Petros AJ. Use of liposuction and saline washout for the treatment of extensive subcutaneous extravasation of corrosive drugs. British Journal of Anaesthesia 1994;72(6):702–4.

Pastor Rodríguez, J. D., Cotes Teruel, M. I., Mellado, J. E., López García, V., Jara Cárceles, J., & Ortiz González, M. J. (2009). Gluconato cálcico 10% endovenoso: cuidados de las vías de infusión en prematuros. Enfermería Global, (15), 0-0.

Siu SLY, Kwong KL, Poon SST, So KT. The use of Hyaluronidase for treatment of extravasations in a premature infant. HK Journal Paediatrics 2007;12:130–2.

Pablo García-Molina

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